D entro del mundo cercano al verdadero misticismo y de los sistemas de crecimiento espiritual, existe una corriente de pensamiento que propugna descartar de la atención del estudiante todos los asuntos materiales, al considerarlos como elementos negativos e indignos. Se propone el desenvolvimiento interior por medio de la renuncia a los asuntos materiales. Muchas veces, este punto de vista sólo es una excusa para intentar escapar de las rigurosas leyes de la vida.La Tradición Esotérica Occidental enseña que desechar la expresión de la divinidad en el mundo material es negar o ignorar la esencial espiritualidad del mundo que percibimos por medio de los cinco sentidos. En esta Tradición, al mundo físico se le concibe como el signo exterior y visible de los mundos y actividades invisibles, siendo el resultado final del impulso divino en manifestación. La materia y el espíritu se perciben así como dos aspectos de una misma existencia.



Una de las bases del estudiante esotérico actual fue expuesta de manera notable por los filósofos griegos cuando nos enseñaron a ver la belleza en la proporción y en la función correcta. Se trata de dar la justa proporción de atención entre los asuntos materiales y espirituales y el reconocimiento de la intrínseca divinidad de cualquier aspecto de la vida que nos rodea, se trate de nuestras experiencias individuales o de los ámbitos de las relaciones familiares, sociales o laborales. Esta correcta medida y este descorrer el velo de las apariencias mundanas es uno de los primeros pasos importantes para recorrer el Sendero del Retorno.

Es este aspecto el que impregna nuestro artículo de Portada, el cual, a través de la terminología de la Qabalah, muestra cómo se pueden reconocer los principios espirituales que también actúan en el complejo mundo de las empresas y los negocios.


José Luis Caritg,
Director


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